MAYO DEL 2006, EL MAYO A LA CHILENA
1.- De la dinámica de las protestas
Las manifestaciones son complejas. Hay que estar en la calle para saber lo que está pasando realmente; la TV nos muestra la imagen hiperreal y el público, tan pasivo como siempre, escoge generarse la idea que menos neuronas agite en su cráneo. Por lo tanto, siempre se cae en el reduccionismo y en la distorsión simplista o extremista del discurso.
Y las manifestaciones de los estudiantes chilenos durante este mes, tan homologadas al Mayo Francés, comparten algunas características que yo ya no relacionaría con el hippiesmo o utopismo, sino con algunos aspectos formales de toda manifestación, en realidad. Este es: el ruido. Todo aquel que haya participado de una manifestación (todos debemos hacerlo aunque sea una vez) sabrá que la idea original, tan clara y precisa, se pierde a medida que se va logrando el fin de la manifestación, o sea, generar adherentes. Y en el caso especial de las manifestaciones universitarias, los que hacen destrozos son tipos que han alcanzado tal nivel de lejanía en su propia adherencia a la causa, que esta no constituye un fin en si misma, sino que una excusa para provocar destrozos. Estas ganas de andar destrozando cosas me parecen tan extrañas y alarmantes, que serían tema de discusión desde el punto de vista psicosocial, pero para no distraer no me referiré a este punto. La idea aquí es que toda manifestación siempre se ve opacada porque el propio quiebre de la estabilidad y la rutina es aprovechado por un grupo de oportunistas para tirar su veneno. Sucedió en el mayo francés, y sucede en cada protesta hecha en chile.
Y aunque las manifestaciones estudiantiles comenzaron tan mal como toda protesta comienza en este país sadista, al punto que los medios casi logran convencerme de que todo era una idiotez, yo digo si; podemos sacarnos el sombrero ante los estudiantes chilenos porque han logrado reducir el ruido y estabilizar el quiebre de la estabilidad. Mayo ya finaliza, y ha sido durante estos últimos días que de forma loable e inigualable se han reducido los actos violentos, se han establecido instancias de diálogo y se logran sumar adherentes a un punto que sigue rozando el absurdo (p. ej. los colegios particulares).
El Mayo chileno tenía todas las de salir mal. Interfirieron varios factores que van desde el ya mentado apetito adolescente por la destrucción, la indiferencia o el paternalismo del mundo adulto, la idiotez de los medios mainstream, la interferencia (en las calles de Santiago) de un tipo con fobia social y la evidente insostenibilidad de las propuestas que involucran gratuidad. Pero se insistió, y a través de esa perseverancia se han logrado descubrir dos términos que no se enseñan en las aulas chilenas: “sociedad civil” y “actores sociales”. La cuestión es simple, si nos unimos para defender nuestros intereses, entonces logramos ejercer presión y lograr la tan preciada representación.
2.- De la cuestión educacional
Pero al escuchar a los estudiantes, no puedo quedar completamente convencido. Y es que hay que entender que si el sistema no les ha inculcado una actitud crítica, no podemos exigir tanta pulcritud hacia la actitud que ellos han descubierto en si mismos y que es propia de cada ser humano, for christ sake!. Los estudiantes, por alguna razón, se han empecinado en exigir estas dos medidas que poco cambiarían, a mi parecer, el estado de las cosas, a saber: gratuidad del pase escolar y de la PSU. Y lamentablemente, como pude ver en “El Termómetro” de este viernes, han observado que la causa está en el sistema neoliberal, algo que ya no se puede eliminar, porque los gringos, el FMI y los “merco-socialistas” de ojos rasgados lamentablemente mueven al mundo. Pero definitivamente están logrando que se mire hacia ese lado tan olvidado de la república y se empiece a aceptar el hecho de que la política educacional fracasó. Y es aquí, en este punto en que creo que todos deben sumarse al ruido, cuando yo también me sumo, claro, con ruidos inteligentes y cuestionadores: ¿Recuerda usted a ese profe mediocre de su colegio? ¿No tendrá también la culpa él, en alguna medida? ¿O no será una idiotez aplicar el mismo plan educacional a millones de chilenos que son totalmente distintos en recursos y en cultura? ¿Acaso será culpa de nuestros ministros de educación que no son profesores y que no saben lo que es estar en un aula? ¿O de un gobierno que no sabe el significado de la palabra “constructivismo”, cuando promueve una educación de paradigma constructivista? ¿Puede ser que nadie ha considerado que existe esa cosa llamada “formación técnica”? ¿O me va a decir que la universidad es para todos? ¿O si volvemos al caso del profe chanta, recuerda cómo se transformaba aquellos días en que fiscalizaban? ¿Alguna vez estuvo presente en el libro un día en que no fue? ¿Será la fiscalización un chiste? ¿Asegura el gobierno, dentro de su modelo de desarrollo de competencias, la libre competencia, es decir, que todos puedan entrar a competir?
3.- Los verdaderos actores secundarios
Y aunque es enteramente positivo empezar a ver estas cosas que antes se habían descuidado, parece que chile tiene una pésima visión periférica o es idiota, porque no puede estar lidiando con dos problemas a la vez. Es por eso que las demandas mapuches fueron dejadas de lado, y pareciera que ya nadie recuerda que hubo dos comuneros que por más de 60 días estuvieron sin comer y que fueron involuntariamente rescatados al borde de la muerte. El problema estudiantil tuvo más cobertura, quizá porque los desmanes más apoteósicos sucedieron en el escenario que los medios siempre cubren: Santiago. Y aunque hay tomas en otras ciudades, al mainstream no le interesa y cubre las cosas que pasan en Santiago, porque pareciera que lo que ocurre allí es lo decisivo. De la misma forma se desecha el conflicto mapuche al ser un fenómeno periférico. Qué se le va a hacer, la pereza de los medios se funda en la máxima de “Santiago es Chile”.
4.- Mayo todavía no termina
Plenamente conciente de que se ha llamado a paro nacional para mañana, escribo este post en que preparo a mi pequeña nanoaudiencia para observar con atención lo que puede suceder mañana. Hay dos posibilidades:
a) Las autoridades se dan cuenta de que es necesario un cambio y lo anuncian como si fuera un gran descubrimiento suyo, afirmando cosas como que siempre estuvieron dispuestos a hacerlo, era algo que estaba contemplado, etc. Esto sería el inicio de un largo largo período de revisión de cosas legales. Lo administrativo no se tocaría porque ¡¡involucraría erradicar la burocracia!!
b) Cae el fantasma de todas las revoluciones francesas, el síndrome de tanto-escándalo-para-nada, como sucedió en 1789 o 1968. Lo cual concluiría en:
b.1) Las revueltas quedarían en el imaginario y serían recordadas de forma arquetípica; o
b.2) Nadie recordaría lo que pasó y cualquier evocación sería anecdótica. Opción más plausible si se considera el patrón nemónico del inconsciente colectivo chileno.
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Para saber más
Fotos de primera fuente del mayo chileno, aquí.
Una visión menos arquetipizada del mayo francés, acá.
Y por acá, nada relacionado al conflicto mapuche.
2 comentarios:
Salvo por algunos detalles menores (que escapan de mi conocimiento), se diría que estás hablando de mi país.
Es tan real que involucra el futuro, el pasado de la educación en Chile. Con todas las consecuencias de las que somos parte.
Lo que queda claro con lo que hemos vivido es que se pueden cambiar las cosas, cosa que parecía una uitopía. Es más real de lo que pensamos.
Usted me agrada.
Saludos
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