ESENCIA, CATARSIS
Tenía un texto para el blog que escribí ayer, pero ahora ya no sirve, las circunstancias cambiaron. Y que bueno que hayan cambiado.
Primero que todo, el absurdo, esa palabra tan trillada en mí. Muchas veces éste se compone de cosas fuera de contexto, y es probable que el absurdo sea solamente eso.
Hoy escuche una tremenda verdad, en el contexto más inapropiado. Verdad que no me atrevo a nombrar y que no sería justo reproducir aqui ni en cualquier parte. Pero fue lo suficientemente potente para unir todas las piezas del rompecabezas que había tratado de armar en estos días.
Sí, la vida son ficciones, ficciones absurdas que tratan de olvidar a cada momento los contextos vergonsozos, hasta que uno sin darse cuenta convive con los seres menos apropiados para convivir. Pero el contexto es tan distinto que hace olvidar el lugar del trauma.
Y entonces me vine a dar cuenta de dónde estaba metido: entre un montón de imbéciles. Esos imbéciles no serían capaces de asimilar la verdad. Si yo no la asimilé bien, menos ellos. Pero lo que quiero decir es que aquella Verdad y su emisor me hicieron recordar el lugar anterior a este, aquel en que vivia bien.
Me explico. Yo antes era distímico y no esquizotímico. Caminaba feliz en el otoño, leyendo a los autores existencialistas menos influyentes, escuchando música depresiva, hablando de suicidio, conociendo a la gente pobre que REALMENTE lo pasa mal, y sin ninguna esperanza para el futuro. Y ERA FELIZ. Era una suerte de masoquismo. Caminaba por las calles y sentía que TODO emanaba un éter inmundo y depresivo que llenaba el aire y que inhalaba gustoso por mi gran nariz. Las vacaciones eran pequeños altos en los que me entregaba a esas emociones dopaminérgicas, que tanto gustan los humanos que se denominan "normales". Y luego de nuevo a la distimia y al cielo color rata gris tuberculosa de Temuco. Pero una año no volví más a ese ciclo, vine a caer en el lugar más absurdo en el que haya estado jamás. Eso es historia conocida.
Y allí olvidé lo que es sufrir, el ocuparse de problemas reales.
Tal vez me dí cuenta de que toqué fondo cuando estaba escuchando a Enrique Symns el Miércoles ¡y lo disfrutaba!. Los burgueses en sus cómodas casas, con sus familias moralistas, esconden bien toda su inmoralidad que es menos inmoral que la de otros estratos económicos. Yo me metí en esa farsa moralista. Y allí la vida pierde gusto, y se cae en este juego de leer surrealismo, y generar enunciados aleatorios y bla, bla bla. Se me olvidó que en el planeta hay problemas. Problemas individuales y otros que afectan a toda nuestra inmunda especie. Antes la vida era bella para mí, no por la distimia en sí, sino porque tenía seres con los cuales vivir en una catarsis constante. Cuando tienes a un montón de burgueses que no les importa estudiar, que no tienen problemas y que arman su vida copiando a las telenovelas ¿que catarsis puede haber? Lo único que queda es buscarla en http://www.katarsis-net.com.ar, para encontrarte con burgueses argentinos...
... Siempre me pasan estas cosas: son hechos trágicos los que me ponen back on track. Aprendo a porrazos de lenguaje.
Allí estaba todo lo que necesitaba saber. Espero que toda esta pesadilla insulza se acabe de una puta vez.