martes, junio 13, 2006

APREHENDER (y con esto cerramos)

Aprender ¿que es eso? hay 20321 escuelas que se han dedicado tan sólo a definirlo. Y nosotros, aqui, sin conocimiento alguno nos metemos en la empresa de cambiar las cosas para que los cabros hagan algo con lo que aprendieron. ¿Para que aprender?.¿Que aprender?. Algunos se quejan de ser cesantes con título. Yo me preocuparía de no ser un infeliz con título. Aquí me remito a algo que por lo menos a mi me parece obvio: aprendemos lo que sea necesario para no morir de hambre. Aprendemos a dar parte de nuestro tiempo a un gigantesco ciclo productivo que solo hace ... eso; producir. Producir para mantener vivos a una cantidad sorprendente de hueones que no saben como vivir, o que no quieren vivir o que se levantan todos los días pensando en cagarle a un otro particular un aspecto particular de su pequeña vida. Tanto tiempo invertido en aprender y parece que no es una buena inversión ¿me siento considerablemente mejor despues de terminar un ciclo de aprendizaje? ¿como se ve eso en el campo en donde realmente se desarrola el ser humano: lo afectivo?
Sin ponerme cursi, doy el primer trazo de mi planteamiento. Sin importar lo que sea aprender, lo que sea que estemos haciendo en un colegio, en la U, pareciera estar alejado de lo que la humanidad necesita. La educación utópica e ideal será en base a la emoción. Por ahora, hagamos lo que se pueda con una pésima educación alejada de lo que necesitamos.

7 comentarios:

Elias dijo...

Viceral. Sólo Viceral. Diría conmovedor, tierno, pero intestinal. Adolescente, demasiado adolescente. ¿Aprender? ¿Está relacionado con el sistema educativo? ¿O es transformación cotidiana o contingente? ¿Aforismo, tautología o paradoja?.
Aprender: Construido como un cúmulo de experiencias que permanente se construye y reconstruyen en nuestra cotidianeidad contingente cimentada en nuestra relación con el medio. Cuando creemos que hemos aprendido todo nos enfrentamos a situaciones novedosas y atrayentes que nos obligan a repensar nuestro conocimiento y actuar. Creer que somos capaces de comprender nuestra relación con el espacio e imponer nuestra verdad como absoluta es una empresa bastante ambiciosa que conlleva a teleologías absurdas.
La complejidad del hombre es una condición inherente a su ser y una interrogante que cobra vigencia diariamente. Convivir en la incertidumbre es requisito indispensable para seguir viviendo. Leer la realidad es requerimiento comunicativo que conlleva al comunicar. Al aprender nos transformamos automáticamente en seres que comunicamos. Pero ¿Qué comunicamos? Comunicamos nuestra experiencia, nuestro mundo vivido, nuestra relación con el medio y con nosotros mismos, comunicamos lo que somos y vivimos, comunicamos nuestra responsabilidades en el decir lo que decimos pero asumiendo esta responsabilidad en el momento que lo decimos, pero decimos lo que decimos por que lo vivimos y nos importa y por que lo seleccionamos entre un cúmulo de experiencias que desechamos al no sentirlas significativas.
Nuestra relación con el medio no es trivial, tampoco es cien por ciento racional y muy pero muy emocional, cuesta internalizar lo impuesto y lo que no vivimos, por lo tanto, aprendemos de lo que tenemos a mano mas expeditamente, nuestra experiencia y nuestros contactos sensoriales a través de vinculaciones relacionales individuales posteriormente socializadas con otros.
Aprender es comunicar, comunicar es aprender, pero más que aprender a hacer es apropiado aprender a enseñar lo que aprendí, debido a que en este proceso nos transformamos en seres que aprenden a enseñar lo que viven. Si en el proceso del enseñar lo aprendido no soy capaz de posibilitar que otros enseñen lo vivido tratando de imponer mi enseñar aprendido como un dogma inmodificable me transforme, obviamente, en un ser que no aprende solo reproduce lo que creyó creer, quizás suene como contradictorio pero no lo es, puesto que, el aprendizaje es colectivo y la comunicación es social, un aprendizaje socializado permite el construir a partir de la diversidad, a través del rescate de la enseñanza del aprendizaje individual que confluye con el aprendizaje social del grupo o el individuo con el cual me comunico que a su vez genera una complicidad en el aprender que lo lleva a apropiarse individualmente de la enseñanza del aprendizaje del otro pero en un ejercicio social.
La enseñanza de lo aprendido, a través de un juego comunicativo, se inicia con el escuchar, el comprender, el discrepar y terminar con el consensuar y en muchos casos en el disentir, pero para producir ese ejercicio, tenemos que arriesgarnos a jugar a enseñar nuestra relación con el enseñar lo aprendido, que básicamente es la descripción de la observación de nuestra relación con nuestro mundo vivido cotidianamente en un proceso de selección de información que se transforma en significativa desde el momento que nos involucra emocionalmente en nuestra relación con nuestro entorno. Ahora bien, este ejercicio se produce en un escenario de tolerancia hacia la diversidad y la incertidumbre, de encontrarme con el discenso y aceptar la discrepancia. Si solo creemos en el acuerdo como un medio de construir las verdades, transformaremos los espacios de diálogos y convivencia en la imposiciones de metarrelatos basados en opiniones de lideres que en muchas ocasiones falsean sus observaciones con el fin de obtener beneficios alejados del propósito del comprender al otro.
La comunicación de lo vivido requiere de la coordinación de las acciones que nos posibiliten comunicar en un juego justo, donde las comunicaciones sean contingentes al espacio democrático de comunicaciones participativas. El comunicar el mundo vivido requiere el ser consciente de vivir un mundo personal y colectivo. Un mundo que se traslada desde la selección observada a la descripción y comunicación colectiva.
Solo puedo comunicar lo que he vivido, asumiendo la responsabilidad de mis observaciones y descripciones solamente hasta que genere otras nuevas es decir ahora mismo. Pero mientras esas pequeñas certezas continúen trataré de generar un discurso que me permita comunicar lo que quiero comunicar.
La singularidad de nuestra vida se origina desde nuestro nacimiento y se enriquece a partir de nuestra relación con nuestra cultura, familia, escuela, grupos de amigos, genes y sociedad. Como nuestra relación es individual con estos elementos pero a su vez es colectivas generamos una serie de modificaciones diariamente que nos fuerzan a seguir relacionándonos con estos u otros elementos. Si aventuramos crear ficticiamente espacios comunicacional que pretenden comunicar aprendizajes de mundos vividos, tenemos que tener en cuenta que nos enfrentamos a la incertidumbre comunicacional de escuchar múltiples realidades que se generan en la combinación de estos elementos.

Laucha dijo...

Con toda la intención de ser visceral, puesto que la gracia de los blogs sería escribir textos que sean terminados por el lector. O al menos es un uso que me parece interesante.
Pero llendo al tema, debo decir que me he comprado un cuento con el que he dejado un poco chato a la gente: la narrativa. Toda nuestra vida y nuestro pasado es una narración, una teoría que se sostiene a través del tiempo en donde inteno explicarme estas cosas que me pasan. Y toda conversación es una explicación de mi, mis teorías y cómo estas encajan en la situación. La conversación, claro, es enseñar lo que se es; siempre soy yo hablando de yo en relación al algo hablado, por decirlo de alguna forma. El problema es que creamos espacios en donde estas cosas que parecen ovbias se aislan, se aisla el quien al que se siempre se hace referencia. Y se aisla la principal dimensión que da distintos matices a mi narrativa y la que la hace inestable; la emoción.
Pareciera que, historicamente, para reducir el caos que involucra el sostener conversaciones que no consideran la experiencia del otro, se ha introducido una meta narración, que que trasciende la vidilla de cada unio de nosotros, a la cual nos ajustamos. Y en vez de aprender a enseñarnos a los demás, aprendemos teorías que deben estar presentes en la narraciones que nos hacemos.
Esa observación por ahora, tengo que volver a clases.

Elias dijo...

De la cibernética a la terapia sistémica. Buena aproximación a los metarrelatos, aunque como todo metarrelato es una convención universalmente acepta que como enunciado disperso cobra vida desde el marco teórico desde donde emerge. Suerte en las clases estimado.

Elias dijo...

¿No estaré dando la lata?

Gonzaloieb dijo...

Adultolescente... suena mejor que adolescente.
Algo de eso hay, entrar a la U, salirse de la U por no aprehender. Peor es cuando uno sabe que no es un genio ni nunca lo será.
Y todo es por querer aprender.

Saludos a Usted.

Laucha dijo...

Don Eleazar: No está dando la lata, para nada. Tan solo difunda sus escritos virtuales a traves de la sucia hiperrealidad del web, y la sucia realidad de la vida.
Don Gieb: Hay desquiciados que nos movemos de la certeza a la incertidumbre en 3 segundos. Y en eso se va nuestra vida.

Elias dijo...

Que buena señor. Se agradece.