jueves, julio 20, 2006

POR SUS REFERENTES LOS CONOCEREIS / MATA AL IDOLO

Cuando Jesús en condenado a muerte, varios eventos que le anteceden muestran que es necesario y parte de un plan. Sin embargo, cuando el cura hace la homilía que nadie escucha (y que yo me he privado de escuchar hace un buen tiempo) declara constantemente "Jesús murió por nosotros" ó "Jesús murió por nuestros pecados". Y no fue el carpintero llamado Jesús, el nazareno, quien murió, sino que el Cristo, el Hijo de Dios. Me parece que la muerte del Hijo de Dios es una metáfora demasiado potente como para haber sido ignorada por tanto tiempo por nuestros queridos curas que no saben nada de hermenéutica ni teología, pero que imparten consejos a las irreflexivas y predecibles masas, siempre vulnerables a reincidir en aquello que han aceptado catalogar como pecado.
He aquí una interpretación para aquellos fragmentos bíblicos. Jesús, símbolo de la divinidad humanizada, corporizada, el que tiene todo el poder, pero que se limita en su uso, muere simbólicamente para expresarnos que la sola idea de seguir con lo de andar alabando divinidades encarnadas, debe morir también.
Pues bien, Jesús murió y nos quedamos sin ídolo. Lo único que hay son dos mandamientos: amar al prójimo y amar a Dios. Y que conste que, bajo otra maniobra metafórica, Dios es la verdad del amor; son términos equivalentes. Por lo tanto, lo único que hace Dios a través del Nuevo Testamento es pedirnos que confiemos en la verdad del amor, en que la única verdad es respetar al prójimo, porque no existe ninguna otra verdad. Ni siquiera hay algo en este mundo que encarne la verdad que el mismo nos entrega. ¿Pero que significa eso (dirán algunos), o sea que a Dios no le importa que creamos en él? Algo similar. Es eso que en Teología Católica fue dogmatizado y llamado "libre albedrío"; en palabras del carpintero, "la decisión es tuya" cuando se trata de creer.
Una breve revisión de la historia de Occidente nos muestra que la “cristianización” del mundo y el aceptar el que ocurrió una muerte tan simbólica no cambió nada. Es como decir "murió el ídolo; reemplacémoslo". Y continuó el imparable reemplazo de ídolos y deidades que se da desde que un mono se convirtió en homo sapiens. La última gran deidad en morir fue Carlos Marx; aunque sus seguidores sobreviven como un movimiento sectario e ilusorio, o bien como una polera roja del Che Guevara usada por un tipo bacán. Con la muerte de las deidades metanarrativas vinieron los dioses personales, asequibles en el mercado más cercano gracias a la globalización neoliberal, que es el dios de los pingüinos corporativos. No creer en Dios la lleva, así que todos los pendejos creen en Dream Theater, o en Marcel Duchamp (la banda punk, no el pintor) o la deidad del grupo al que pertenezcan. Por otro lado, los pseudointelectuales-consumidores-compulsivos-de-cultura no andan con boberías y consumen dioses más sofisticados, un Chick Corea, un Bororo, algo que refleje a la vez su personalidad. Y por otro lado todavía más (aparentemente) outsider, los intelectuales no se andan con juegos, porque su dios-teoría es cosa seria, por favor, si han pasado por mecanismos de validación (mecanismos de deificación) y sus profetas tienen esos títulos y postítulos que certifican la posesión de habilidades y superpoderes no-humanos.
En un mundo así, en donde todos necesitan empequeñecerse y subordinarse a algo trascendental, a algo que es medio para unirse (re-ligar) con lo que necesitan - trátese de dinero, relaciones sociales o coherencia del mundo -, aquel personajillo que experimenta la clausura operacional/soledad radical, y se da cuenta de que no hay nada más que verdades inventadas por él mismo, válidas en una narrativa del mundo que existe en ningún lugar más que dentro de su cabeza, pasa por loco.
Pero lo que digo no es nada nuevo. Ya fue advertido en un primer momento por la deidad Jean Paul Sartre; todo valor que asumimos, lo hacemos voluntariamente, y sólo existe dentro de nosotros y no está allá afuera, de forma predeterminada, pre-hecha. Nuestra vida se teje pensando que hacemos lo correcto en base algo más grande que nosotros, pero la verdad es que siempre la vida es un invento nuestro. Sartre advierte que cuando vemos hacia afuera no hay nada, o bien nada más que el infierno de los otros desde el cual yo lamentablemente emerjo y con quienes debo convivir. Matando con toda tranquilidad al ídolo, Sartre entregó un mensaje que yo interpreto más cristiano que el mismo cristianismo.
¿No me creen?. "El existencialismo es un humanismo” de Jean Paul Sartre acaba de ser agregado a la sección de libros de laucha.cl.tc. Avisar eso era el propósito de todo este texto. Enjoy.

5 comentarios:

Elias dijo...

La construcción de deidades se transformó en una necesidad humana desde el momento que la división del trabajo, las pequeñas rencillas de poder, el uso de la información, la pseudo superioridad de algunos y otros "detallitos" emerguieron de las profundidades de la organización socio-política-cultural antrópica.
Como todo hito fundador y parámetro regulador y homogeniezador, para nuestra cultura judeo-cristiana, la construcción de deidades es parte constitutiva de la obediencia incuestionable a las estructuras de poder que se manejan en las instituciones que crean los discursos que rigen los comportamiento de la épocas en las cuales se generan hechos de continuidades y cambios sociales. Concepto como Dios, amor, pecado, jesús, prójimo y otros. Se reactualizan, adaptan, mutan y generan interpretaciones diversas, pero cumplen la misma función "ordenar", "normar", "subyugar", "inmovilizar".
Reconocer la singularidad, las distorisiones e irregularidades discursivas y los mensajes intratextuales, significa darle al hombre la atribución de pensar críticamente y construir un mundo basado en la tolerancia y divergecia, totalmente incoveniente para las instituciones que se han arrogado los destinos de la humanidad y de los comportamientos humanos por siglos.
¡De acuerdo¡ la construcción de realidad no escapa de mí. Soy yo y mi imaginación, mis construcciones y necesarias vinculaciones. Pero ¡ojo' necesitamos construir nuestro fuuturo. Justificar lo venidero a partir de reducir la incertidumbre creándonos realidades para que justifican solo nuestra existencia.
He dicho.

Laucha dijo...

¿Esta diciendo que hay un estrecho margen que permite la construcción de deidades y que ese margen se sitúa en el establecimiento de coordinaciones y acomplamientos sociales en donde defino mi pequeña y patética existencia?

Elias dijo...

Es la única opción de generación de realidades ¿O acaso crees que existe otra?

Laucha dijo...

Es decir, es obvio que la socialización es donde las ficciones se ponen en consenso para determinar lo que es la realidad. Lo que pasa es que me da la impresion de que usted justifica la creación de deidades.

Elias dijo...

Son necesarias para la reducción de las complejidades sociales e incertidumbres que la razón no logra cubir, además sirven para mantener tranquilo al vulgo.